Triumph Sacrambler RedMax, peso pluma con corazón Bonneville

Preparaciones / hace 2097 dias

Si lo que pretendía su dueño era tener una moto original, el haberse puesto en las manos del británico Steve Hillary, un preparador de Redmax Speed Shopper, ha sido todo un acierto. El resultado de meter en un chasis peso pluma el bicilíndrico de una Bonneville, presenta un aspecto verdaderamente atractivo.

 

El dueño que llevó esta Triumph Scrambler al taller de Hillary era un aficionado a recorrer largas rutas en moto, sin embargo no acabada de estar satisfecho con los componentes originales de su moto que le impedían rendir al máximo durante extensas jornadas, sobre todo cuando transitaba por caminos difíciles.

 

Steve Hillary tuvo una idea inmediata nada más ver la moto y sugirió a su propietario comenzar con uno de sus nuevos chasis para la Bonneville Tracker de apenas 16 kilos de peso, que curiosamente estaba diseñado para motores eléctricos y en el que encajaron el motor Bonneville de 865 centímetros cúbicos alimentado por un par de carburadores Mikuni de 38 mm.

 

En los laterales, destacan los tubos de escape con salida elevada, parlelos al suelo -al mas puro estilo enduro- y realizados en acero inoxidable de alta gama, que responden a una configuración 2 en 2.

 

 

Para completar el diseño, Steve Hillary echó mano de componentes de otros modelos como el caso de la horquilla, proveniente de una Yamaha YZF-R6, las pinzas de freno Brembo de una Ducati Monster, o los discos de una Aprilia Pegaso. Las llantas de aleación son una creación de Dave Massam que combina a la perfección el negro con los radios metalizados.

 

El doble faro delantero, superpuesto, está inspirado en las Baja, con luces halógenas, a petición del futuro propietario de la RedMax Scrambler. Junto a la óptica delantera, una bolsa de cuero, ubicada donde iría la placa numérica o las perillas Biltwell marrones, resalta su encanto a la vez que hace juego con el asiento de cuero.

 

La combinación de colores de su decoración; rojo Ferrari desgastado y blanco nacarado, se complementa con la gran placa de aluminio que protege el motor de piedras  y cualquier otro obstáculo que se interponga en el camino de esta auténtica devoramillas.

¿Sabías qué?

Los auténticos moteros cabalgan sobre sus propios hierros, creados a su gusto, como una extensión de su personalidad.