El sueño de una noche de verano ¡Yo quiero ser parte de la tormenta!

En el silencio de la noche, cuando los simples mortales caemos en brazos de Morfeo, una estruendosa sucesión de truenos, cada vez más evidentes, comienzan sacarme de la tranquilidad de mis ensoñaciones. Pienso, "se acerca una tormenta", en ese estado nebuloso e indefinido que separa el sueño y la realidad.

La noche se ilumina. "Está llegando", me digo y salgo a la terraza, frotándome los ojos mientras me desperezo y compruebo que el cielo está despejado y las estrellas relucen tan fulgurantes que casi puedo tocarlas con la punta de mis dedos. Pero algo me ha despertado mi sosiego e insisto.

Oteo de nuevo el horizonte y descubro ante mi asombro que no son rayos lo que veo a lo lejos, son los destellos de luz de cientos de faros escrutando el cielo en una sofisticada coreografía, y los truenos, joder, no son otra cosa que la atronadora melodía de los cientos de escapes que, a su paso por delante de mi casa, hacen que hasta el suelo tiemble a su paso.

Vuelvo a la cama, aún excitado, y me cuesta coger de nuevo el sueño. ¿Qué me está pasando?, me pregunto. Mi mente no para de dar vueltas. Por la mañana me levanto con una idea clara: Basta ya de vida taciturna y aburrida. ¡Ya sé lo que quiero en mi vida! ¡Yo quiero ser parte de la tormenta!

Sábado 5 de agosto - Ruta Nocturna HOG Las Palmas Chapter