Moteros Bosozoku, escapes libres y sillines rasgando el cielo
No podía venir de otro lugar que no fuera Japón. Esta moda que compartían los amantes de las motos y de los coches en el país del sol naciente y que hacía alarde de las personalizaciones extremas, en las que los parabrisas y manillares se alzan por encima de la cabeza y los asientos buscan arañar el cielo. A esta moda se la conoce como estilo Bosozoku. Pero Bosozoku es un estilo bastante duro de definir, ya que no es realmente un estilo, es más que una cultura de pandillas, de motores, de camisas hawaianas y exuberancia sobre dos y cuatro ruedas.
Si nos referimos a su acepción etimológica, Bosozoku se traduce como `el violento de la tribu`. El término Zoku significa tribu y / o clan y se utiliza a menudo como un sufijo para subculturas dentro de Japón. Hay una serie de Zokus en la cultura de los coches, que van desde los corredores de la autopista (Roulette-zoku o Circuit-zoku), los corredores de arrastre (Zeroyon-zoku), drifters (Dorifto-zoku), Vanners (Vanning-zoku), Touge battlers -zoku) y por supuesto Bosozoku.
El término Bosozoku tiene sus raíces en dos ruedas. Inicialmente la palabra fue utilizada para describir las bandas de motocicletas que surgieron en la rápida expansión de la industria automotriz de la década de 1950. El Bosozoku trrnsformó las motos a base de carenados desproporcionados, asientos traseros más grandes que los tronos de la boda Farruqito y, por supuesto, eliminando los civilizados silenciadores. La costumbre era recorrer las calles intimidando a los peatones y subiendo los motores de vueltas hasta contar el encendido con estruendosas explosiones.
El por qué de esta moda podría tener su explicación como una reacción social a la ola de consumo que azotó a Japón y como un signo de resentimiento de la opulencia de la sociedad. Sus motos y la declaración visual y sonora que hicieron dieron a los Bosozoku la excitación y rebeldía que deseaban. La razón principal de este estilo era superar o satisfacer la necesidad de expresar frustración o inferioridad. Sacar por el escape la presión de la vida. Frustraciones y emociones que debían ser ventiladas a través de un escape sin silenciador.